martes, 20 de agosto de 2013

De Porcelana

En lo que llega, en lo que llega algo más.
En lo que llega, en lo que llega, déjate llevar.

Déjate llevar y tu boca callar.
Al final lo que le da valor a la espera,
Es lo que yace al final.

Así que siéntate en una esquina,
En un sillón de textura de lija,
Con las piernas cruzadas, la espalda erguida
Y las manos abiertas en espera de más;
De eso que llegará,
Siempre y cuando sepas esperar.
En lo que llega, en lo que llega,
Cierra los ojos, aprieta los dientes y
Traga. ¡Traga! ¡Traga! ¡Traga!
Muérdete la lengua y no sientas más.

El corrosivo sabor de la inminente promesa que no llegará.
Mientras tanto, siéntate a esperar,
Con las piernitas cruzadas y la mirada dubitativa,
Alzada en ideas que no caen jamás.
Pero por mientras, recarga tus manos en tus rodillas
Y ábrelas más.
Relaja tus ansias que un día llegará.

Inscribe tu día a día bajo el régimen de un sueño que no fallará
Y entonces siéntate a esperar
Y por mientras, consuélate con lo que hay
Y vive tus días deseando aquello que algún día llegará
Y haz lo que no quieres hacer por serle fiel a una espera que no cederá.
Abre tus manos y traga que la vida se va,
Mientras disfruta esos segundos, minutos y días.
Una sentencia de muerte disfrazada de paz
Siempre y cuando haya una ilusión que guardar,
En un corazón desahuciado que anhela la vida en futuro
Porque el presente se priva de aquello que algún día llegará.

Y mientras tanto, siéntate a esperar.
Que la silla y la lija te sirvan de consuelo,
Restregando tu espalda entre agujas negras que te han de moldear
¡Restriégate en la silla cada vez más! ¡Más!
De adelante hacia atrás;
Dejando la espera a la casualidad.
Restriégate cada vez más, de adelante hacia atrás,
Que la carne que frota entre lijas se empiece a agrietar
Y las ansias se calmen mientras esperas sentada lo que algún día llegará
Y las ganas se acallen y las ansias se acallen
Y el alma se acalle y el hambre se vuelva un vacío que no halla
Paredes lo suficientemente extensas que lo puedan rodear
Porque siempre quiere más, con sabor a jugos gástricos como oda
A la espera de lo que ha de llegar,
Con las manos abiertas, extensas, abiertas
Y el sueño como sal en las grietas que algún día cerrarán.

En un sillón de textura de lija,
Con las piernas cruzadas, la espalda erguida
Y las manos abiertas, extensas, abiertas

Esperando lo que algún día llegará. 

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