En lo que llega, en lo
que llega, déjate llevar.
Déjate llevar y tu
boca callar.
Al final lo que le da
valor a la espera,
Es lo que yace al
final.
Así que siéntate en
una esquina,
En un sillón de textura
de lija,
Con las piernas
cruzadas, la espalda erguida
Y las manos abiertas
en espera de más;
De eso que llegará,
Siempre y cuando sepas
esperar.
En lo que llega, en lo
que llega,
Cierra los ojos,
aprieta los dientes y
Traga. ¡Traga! ¡Traga!
¡Traga!
Muérdete la lengua y
no sientas más.
El corrosivo sabor de
la inminente promesa que no llegará.
Mientras tanto,
siéntate a esperar,
Con las piernitas
cruzadas y la mirada dubitativa,
Alzada en ideas que no
caen jamás.
Pero por mientras,
recarga tus manos en tus rodillas
Y ábrelas más.
Relaja tus ansias que
un día llegará.
Inscribe tu día a día
bajo el régimen de un sueño que no fallará
Y entonces siéntate a
esperar
Y por mientras,
consuélate con lo que hay
Y vive tus días
deseando aquello que algún día llegará
Y haz lo que no
quieres hacer por serle fiel a una espera que no cederá.
Abre tus manos y traga
que la vida se va,
Mientras disfruta esos
segundos, minutos y días.
Una sentencia de
muerte disfrazada de paz
Siempre y cuando haya
una ilusión que guardar,
En un corazón
desahuciado que anhela la vida en futuro
Porque el presente se
priva de aquello que algún día llegará.
Y mientras tanto,
siéntate a esperar.
Que la silla y la lija
te sirvan de consuelo,
Restregando tu espalda
entre agujas negras que te han de moldear
¡Restriégate en la
silla cada vez más! ¡Más!
De adelante hacia
atrás;
Dejando la espera a la
casualidad.
Restriégate cada vez
más, de adelante hacia atrás,
Que la carne que frota
entre lijas se empiece a agrietar
Y las ansias se calmen
mientras esperas sentada lo que algún día llegará
Y las ganas se acallen
y las ansias se acallen
Y el alma se acalle y
el hambre se vuelva un vacío que no halla
Paredes lo
suficientemente extensas que lo puedan rodear
Porque siempre quiere
más, con sabor a jugos gástricos como oda
A la espera de lo que
ha de llegar,
Con las manos
abiertas, extensas, abiertas
Y el sueño como sal en
las grietas que algún día cerrarán.
En un sillón de
textura de lija,
Con las piernas
cruzadas, la espalda erguida
Y las manos abiertas,
extensas, abiertas
Esperando lo que algún
día llegará.
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