Me puse a pensar, si
es que pienso
Que quien piensa en el
otro, no piensa
Y quien piensa en si
mismo no piensa
Y quien piensa no sabe, y quien sabe, no piensa
Y entonces, me dolió
la cabeza
Y dejé de pensar, para
darme cuenta de que estaba ebria
Y que todo lo que
decía, no era nada más que una blasfemia
Así como cuando uno se
enoja
Y no sabe más que
decir bazofias
Y entonces musité: “La
niña en la granja que ordeña la vaca, hoy permanece acostada; tiene malaria”. Y
ella sabe que la meningitis está en la cabeza.
La niña con fiebre,
que gira en la cama
La vaca la espera, la
leche se rancia.
“Se rancia”, gozosas
palabras
Para ella en la cama
En la cama y la cabeza
En donde el trabajo se
añeja
Y sus piecitos llenos
de tierra
Que no hacen más que
maldecir el pasto
Paso tras paso, tras
paso, tras paso
Sus piecitos mojados,
la han llevado a la quiebra
Ahí en su cabeza
En donde todo se añeja
La vaca que muge,
proclama la fiera
Y sus sábanas húmedas,
de tanto dar vueltas
En el toro cansado de
la primavera
La vaca que busca, que
busca la tierra
El cerdo que grita en
la porqueriza
Y ella se regocija del
dolor de cabeza
En donde el llanto del
toro, se vuelve exigencia
Y la vaca no llora, se
encuentra en la mesa
Y el cerdo la besa, la
ama, la anhela
En el chiquero apestoso,
en su decadencia
Ella se regocija, del
dolor de cabeza
En donde no habla de
nadie
En donde doma a la
fiera
En la cama mojada, de
tanto dar vueltas.
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